Hay un juego que fue popular en mi adolescencia. Se llamaba "Veo Veo"... Básicamente una persona decía: "Veo, veo"... y los demás respondían: "¿Qué Ves?"... Luego la persona comenzaba a dar descripciones de lo que "veía" hasta que alguien del grupo adivinaba y le tocara decir: "Veo, veo"... Un juego tonto, pero en la época donde los adolescentes no tenían celulares... realmente el juego era milagroso.
El problema del juego es que no hay un juez que esté "Viendo" eso que tu dices "Ver, ver"... y hay que confiar en la buena fe de la persona a que realmente se esté fijando en un sólo objeto y que no cambie cada vez que le estén casi adivinando.
¿Has jugado "Veo, veo"? Quizás no en grupo, pero lo juegas contigo mismo cada día. Cada vez que te miras al espejo, te preguntas: "Veo, veo", el problema es que te respondes viciado por tu pasado y por las debilidades tuyas que conoces tan bien...
En la Biblia está la historia de un joven llamado Gedeón y es conocido por ser un joven temeroso:
11 ... Y su hijo Gedeón estaba sacudiendo el trigo en el lagar, para esconderlo de los Madianitas. 12 Y el ángel del Señor se le apareció, y le dijo: “El Señor está contigo, valiente guerrero.”
Dios no llamó "miedoso" a Gedeón, porque no lo llamó por quien Gedeón era, sino por quien Dios lo llevaría a ser. Eso mismo Dios quiere hacer con cada uno de nosotros.
Veo, veo... ¿Qué veo? Veo que poco a poco hemos dado más importancia a cómo las personas nos ven y hemos olvidado preguntarle a Dios... "¿Qué ves Dios?"... Podrías sorprenderte de lo que Dios te dirá, porque El no ve lo que eres, sino lo que puedes llegar a ser en Cristo Jesús.
Pastor D
David Pimentel
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