Mi esposa Yokasta y yo nos hicimos una promesa: "NUNCA le diremos mentiras a nuestra niña Camila." No ha sido fácil porque es simple mentirle a un niño y decirle: "Vengo ahorita a buscarte", cuando en realidad el niño pasará un fin de semana donde la abuela. O decirle, "más tarde", cuando la verdad es "nunca".
Aunque ha sido difícil, ya estamos cosechando buenos frutos y cuando vamos a dejar a la beba en algún sitio, la abrazamos, la miramos a los ojos, nos despedimos, le decimos cuándo volveremos... Ella se pone triste, porque sólo tiene 4 añitos, pero al comenzar a llorar, sólo tenemos que decirle: "I promise"... "Te lo prometo"... y eso la calma porque sabe que no le mentiremos.
Un domingo, metí la pata y no me despedí de ella al dejarla con la abuela materna hasta la noche. Cuando recogí a mi niña en la noche, me dijo: "Papi, me dejaste en la Iglesia"... Ese es un sentimiento que no queremos que nunca sienta.
Puede ser que eso le haya pasado a Tomás, el discípulo de Jesús. Quizás al ver que Jesús se había dejado apresar, golpear y matar, quizás pensó en su corazón: "Jesús, nos abandonó"... Al ver pasar dos días y ver que Jesús no aparecía, quizás perdió la esperanza y al tercer día, cuando Jesús se apareció a otros de Sus discípulos... Tomás no creyó.
Entonces los otros discípulos le decían: “¡Hemos visto al Señor!” Pero él les dijo: “Si no veo en Sus manos la señal de los clavos, y meto el dedo en el lugar de los clavos, y pongo la mano en Su costado, no creeré.”
Es fácil juzgar a Tomás, pero creo que todos somos así y aunque quizás somos "menos crueles" en nuestras intenciones, también le pedimos pruebas a Jesús de Su fidelidad. Más de una vez Jesús les dijo que moriría, pero que resucitaría. Jesús nunca les mintió, pero de todas maneras Tomás dudó... y yo también... y si eres honest@ contigo mism@, sabes que también lo has hecho.
Decimos cosas como:
"Diezmaré cuando esté mejor económicamente."
"No me involucro en la Iglesia porque mi espos@..."
"No he dejado el vicio porque con algo tengo que entretenerme."
¿La traducción?
"Diezmaré cuando Dios me dé más dinero."
"No me involucro porque Dios no cambia a mi espos@."
"Dios tendrá que cambiarme el entretenimiento. Así dejo el vicio."
En pocas palabras, "si veo la herida y meto el dedo", creeré en Jesús. "Si Dios me da pruebas de que será fiel... nuevamente... entonces yo seré fiel." Eso es religión, no cristianismo, ni fe en Dios... y por esta razón, de sus discípulos cercanos, Tomás fue de los últimos en verlo.
La duda es un sentimiento normal en el ser humano... pero cuando Dios entra a nuestras vidas, la duda debe menguar. No podemos darnos el lujo de dudar de Dios porque abriremos puertas al enemigo que luego serán difíciles de cerrar.
Tan sólo cree... Dios nunca nos ha mentido... No dudes... El hará... No dejes que tu duda te haga ser de los últimos en ver la bendición de Dios para todos que es vida eterna en Cristo Jesús.
JUST SAYING!!!
Pastor D
David Pimentel
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