miércoles, 8 de mayo de 2013

El Toque de Tu Padre

Hace unas noches, mi niña Camila y yo estábamos esperando que mi esposa Yokasta se nos uniera para cenar. De pronto, sentí como Camila, sin temor, pero sigilosamente comenzó a moverse hacia mi en el mueble. Vi el televisor y había un personaje feo. Al parecer, tenía miedo y se fue moviendo hacia mi hasta que su codito chocó el mío... luego la oí suspirar.

La Biblia nos narra la historia de una mujer que estuvo enferma con un flujo de sangre por 12 años. Mujeres, ustedes que se quejan con razón por la menstruación... imaginen tenerla por 12 años... Hombres... tratemos de identificarnos. 12 años... debilitándose, siendo aislada por su impureza, rechazada, alienada... 12 años.

La Biblia nos cuenta que un día la esta mujer:
Cuando ella oyó hablar de Jesús, se llegó a El por detrás entre la multitud y tocó Su manto.

De más está decir que esta mujer atravesó una multitud para llegar hasta Jesús... Una multitud la tocó sin saber que se hacía "inmundo" de acuerdo a la tradición... Sólo uno se dejó tocar sabiendo que se había hecho "inmundo"... Jesús. Cuenta la historia que inmediatamente fue sanada... el flujo se detuvo.

Me pregunto si sólo se detuvo el flujo de sangre o si además se detuvo el dolor del rechazo, las miles de lágrimas derramadas, las noches de insomnio, la soledad, la necesidad de atención, la necesidad del toque...

¿Hace cuánto no sientes el toque sanador de tu padre? No el terrenal, pero el Espiritual... Tu Padre Dios. ¿Hace cuánto tiempo no te expones a que Dios extienda Su mano y te toque? ¿A través de un buen amigo, de un hermano, tus padres, un Pastor?

En muchas ocasiones caminamos por la vida siendo tocados por una multitud que nos juzga y nos rechaza... una multitud que nos aísla... una multitud que nos critica... toques abusivos... toques que roban... toques que ultrajan... toques que lastiman... y sentimos temor de acercarnos a Dios y decimos: "Si tan sólo tocara el borde de su manto..." ... Aunque no me viera... Sé que sería un toque sanador.

Quiero decirte que Dios no quiere que lo toques sin su consentimiento o su atención... Dios quiere abrazarte y hacerte saber que en El son sanas todas tus enfermedades... las internas y las externas... las del cuerpo y las del alma... las pasajeras y las eternas... ¿Porqué no te acercas? Sus brazos siguen abiertos hoy... tal y como en la cruz... esperando que vengas y abraces a tu Padre.

JUST SAYING!!!

Pastor D
David Pimentel

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