jueves, 5 de enero de 2012

El Pavo ¿Real?


No se si han visto a un Pavo Real. Cuando era niño, mi padre Eladio tenía uno en la casa de mi abuela materna en el área del Cibao en República Dominicana. Verlo caminar era un espectáculo. Es como si el mismo Pavo Real supiera que era lindo y que todos lo miraban. No era como una estrella de cine que a veces encontramos fotos de ellos desaliñados, ese Pavo Real andaba todo el tiempo nítido.

Un plumaje colorido precioso, colores tornasol, colores brillantes, actitud de realeza al caminar, pasos lentos y altivos... ESPERA, ¿Y esas patas tan feas?

No lo podía creer. Un animal tan bello con esas patas tan feas. Es como si Dios hubiera derrochado toda la belleza arriba, pero hubiera dejado las patas como medio de control de altanería. Incluso dicen que los Pavos Reales se deprimen al verse las patas y por eso pasan todo el tiempo mostrando su belleza para distraer su "pequeño defecto".

¿No te parece que muchas veces nos comportamos como el Pavo Real? Mostramos lo mejor de nosotros, nuestros colores brillantes, no voy a decir la cola porque podría mal interpretarse... LOL. Caminamos lento y con orgullo modelando nuestras fortalezas esforzándonos sobremanera para que los demás no vean nuestras patas.

Nos han metido en la cabeza que sólo la actualidad de nuestra vida puede causar un impacto en la vidas de las demás. El pasado hay que dejarlo atrás y borrarlo, sin embargo les comparto lo siguiente:

La Biblia de las Américas (LBLA)
"1Escribe al ángel de la iglesia en Efeso: "El que tiene las siete estrellas en su mano derecha, el que anda entre los siete candeleros de oro, dice esto: 2'Yo conozco tus obras, tu fatiga y tu perseverancia, y que no puedes soportar a los malos, y has sometido a prueba a los que se dicen ser apóstoles y no lo son, y los has hallado mentirosos. 3'Tienes perseverancia, y has sufrido por mi nombre y no has desmayado. 4'Pero tengo esto contra ti: que has dejado tu primer amor. 5'Recuerda, por tanto, de dónde has caído y arrepiéntete, y haz las obras que hiciste al principio; si no, vendré a ti y quitaré tu candelero de su lugar, si no te arrepientes."

Ayer bromeaba en nuestro programa radial: "En el Tráfico con Yokasta y David", de cómo muchos pastores estarían orgullosos si de sus Iglesias se dijera lo que se dice de la Iglesia de Efeso en los versos 2 y 3: Fatiga de trabajar, perseverancia, no soporta la maldad, prueba a los falsos apóstoles, sufre por el nombre de Jesús y no desmaya". Yo decía: Wow! Si fuéramos una Iglesia así, la realidad es que la gente creyera en nosotros y viniera a nuestros servicios. Sin embargo, ahí me dí cuenta que Dios necesita algo más. Las buenas obras son buenas, pero no son todo. Dios requiere que en medio de nuestras buenas obras por El, no perdamos la memoria de Su mano en nuestra vida.

¿No será que Dios nos sugiere que miremos nuestras patas de vez en cuando como medida de control de nuestro egoísmo, altanería y religiosidad desmedida? ¿No será que Dios perdona nuestro pasado, pero permite cicatrices en nosotros que muestren el paso de Su mano por nuestra vida? ¿Qué tal si es saludable de vez en cuando recordar nuestras "feas patas" y recordar que ha sido por Su gracia, por Su sangre y por Su amor que hemos sido hallados, redimidos y levantados?

Mi reflexión para hoy es: Mirémonos nuestras patas. Seamos agradecidos recordando de dónde Dios nos sacó y compartámoslo, no como algo de qué avergonzarnos, ni como algo para golpearnos y vivir atrapados en el pasado, sino mostrarlo como el trofeo de la victoria de Dios en tu vida.

No olvidemos el primer amor que nos quitaba el sueño por leer un poco más, o por orar un poco más. No olvidemos el primer amor que nos daba la energía necesaria para trabajar, estudiar, ir al gimnasio y luego ir a la Iglesia, sin importar a qué hora me acostaría. Dios lo merecía.

El olvido sucede en nuestra mente. ¿Qué tanto espacio de tu mente controla Dios? ¿Cuánto reinado tiene Dios sobre tus pensamientos? Haz el compromiso hoy de vaciar tu mente, llenarla de Dios y luego darle espacio a lo demás.

Pavo Real: Ve y modela el bello plumaje que Dios te ha dado. Conquista el mundo con tu caminar portentoso, pero de vez en cuando mira tus patas y diles a los pollos, patos y demás aves que aún no han sido revestido con el nuevo plumaje que Cristo nos da, que Dios lo hizo contigo y lo puede hacer con ellos. Después de todo, las patas también son parte del Pavo Real, ¿No?

JUST SAYING!!!

Dios te bendiga,

Pastor D
David Pimentel

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