lunes, 25 de agosto de 2014

Lo Mejor para...

El esposo corriendo de lado a lado, la esposa con uno de los niños en uno de los brazos mientras que con el otro limpia el polvo de la casa, los demás niños reciben reprimendas cada dos minutos por cada cosa que hacen, el esposo pasa la aspiradora en la alfombra de la sala combinando el ruido con el de la lavaplatos… Todo tiene que estar impecable… Limpio… Ordenado… Vienen nuestros invitados… Y todo eso está bien, pero hace un par de noches, nos ha tocado a mi esposa y a mi, correr de lado a lado recogiendo y limpiando para recibir visitas en la casa… y me llegó un pensamiento que me inquietó y me hizo recordar un evento de hace unos meses.

Teníamos la puerta de madera de la casa abierta y sólo una puerta de cristal nos separaba de la calle. De pronto un señor muy confundido y con aspecto de descuidado, abrió la puerta de la casa y comenzó a entrar… Inmediatamente mi hija Camila se acercó a la puerta y yo corrí detrás de ella… Me encontré frente a frente con un señor de edad avanzada que me aseguraba que vivía en nuestra casa… Para no alargar el cuento, tuve que tomar mi carro, montar al señor y pasear varias veces al enfermo de Alzhéimer para que tratara de recordar donde vivía… Luego de haber invertido bastante tiempo, decidí llamar a la policía y cuando terminé de hacer el reporte me dirigí a casa para esperarlos allí… De camino, vi a una señora haciendo preguntas a otros vecinos y me acerqué… “Papá, ¿Qué haces en un automóvil con un desconocido?”… Le expliqué lo sucedido y mi travesía tuvo un final feliz… al menos para el señor y su hija… pero en mi mente resonó todas las veces que mi niña Camila me pidió que jugara con ella y las veces que ese mismo día le había dicho que jugaría con ella más tarde porque estaba cansado… Sin embargo, para dirigir a su casa a un total desconocido… Y no quiero que reciban mi escrito como un canto de auto conmiseración, porque soy un padre que juega mucho con sus hijas… pero a la vez, tanto las limpiezas relámpago como el síndrome de Superman y salvador del mundo, me hicieron meditar en algo… ¿Quién recibe lo mejor de nosotros? Y no sólo hablo de Dios, quien obviamente debe recibir lo mejor de lo mejor, pero hablo de ¿Quién MAS recibe lo mejor de nosotros?

En más de una ocasión se hará más atractivo limpiar toda la casa en una noche y madrugada para recibir a unos amigos, mientras que limpiar la casa para nuestras esposas puede parecer tedioso… Más de una ocasión, cortaremos el cordón de la vagancia que nos une a nuestro mueble reclinable para saltar a nuestro carro y servir de investigador privado para averiguar el hogar de un señor veterano de guerra confundido por el infortunio de una enfermedad… Y es que siempre es más atractivo el sonido de apreciación del extraño, del muchas veces mudo agradecimiento de nuestra propia familia… para nada es mi caso, pero me ha tocado vivir de cerca la cara de sorpresa de esposas maravilladas frente a actos de servicio de un esposo que por lo general es un parásito en la casa... y esposos que anhelan la esposa enérgica para servir a otros, para sólo expresar cansancio en la casa frente a cualquier petición…

Jesús resucitado, frente a un grupo de discípulos ávidos de servirle, dice lo siguiente con relación a la llegada del Espíritu de Dios a sus vidas por primera vez en la historia de la humanidad:

“…pero recibirán poder cuando el Espíritu Santo venga sobre ustedes; y serán Mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.”

Jesús les da un orden específico de prioridades… De manera clara y por medio del nombre de las ciudades, Jesús les dice: Sirvan, sean testigos y hablen de mi, PRIMERO en sus casa (Jerusalén), SEGUNDO a su comunidad cercana (Judea), TERCERO a la comunidad más cercana (Samaria) y CUARTO hasta los confines de la tierra…

Es cierto que no hay mucho aplauso y público cuando se limpia una casa a las 3 de la mañana sólo para que tu esposa se levante al otro día y se sienta relajada de que no tendrá que hacerlo… Es cierto que no es atractivo, hacer arreglos en tu horario para hacer diligencias para que tu esposa no tenga que hacerlo… Estamos de acuerdo de que cuanto menor es el público, menos deseable se hace la labor… pero Jesús estableció un orden y es precisamente por esto: El peso, veracidad y carácter de tu vida como discípulo viene dado por el nivel de compromiso y servicio que has tenido con los más cercanos a ti…

Hay muchos llaneros solitarios que van por las naciones… Los amamos y los seguimos… Dan mensajes fuertes y motivadores, pero luego se van y es el Pastor local el que tiene que cambiar “pañales espirituales”, mientras que el predicador “Estrella Fugaz” se lleva la gloria de las primeras palabras del bebé… Hay que tener cuidado y saber que el único testimonio válido a tu favor o en tu contra, debe salir de las bocas de los que comparten el techo contigo… 

Trata de que los extraños hablen bien de ti… y si hay una queja de parte de ellos con relación a tu comportamiento, llévalo a Dios en oración y fíltralo con la Biblia que es la Palabra de Dios… pero si la queja proviene de quien comparte la cama contigo… tiembla, porque ellos son los que saben quién eres, más que qué es lo que haces…

JUST SAYING!!!

Si vives en Boston y no tienes una comunidad de creyentes con quien reunirte ("Iglesia"), te invitamos a que nos visites en "Connected Lives" (Vidas Conectadas). Estamos estudiando la vida de los 12 Apóstoles en la serie: "Los 12 APuéstoles: Apuéstole que puedes servir a Dios"... Nuestras reuniones son en las casas, todos los viernes a las 7:30p.m. Si quieres que te visitemos y hagamos una reunión en tu casa, sólo déjanos saber... Será un honor servirte. Más información: 617-318-7422 y 617-407-2381.

Ven y hagamos vida juntos... Seamos la Iglesia...

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