martes, 26 de febrero de 2013

¿Dónde Vas?

Me toca hablar con muchas personas y me doy cuenta que hay gran desorientación, no porque no tengan quién les diga qué hacer, pero más bien porque no tienen quién les diga de dónde vienen.

De manera equivocada entendemos que lo único que hay que saber al momento de pretender llegar a un lugar, es saber cuál es ESE lugar donde queremos llegar.


A leer la Palabra de Dios esta mañana percibí en Jesús algo muy interesante:

"13 Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que Su hora había llegado para pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los Suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin. 2 Y durante la cena, como ya el diablo había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, el que Lo entregara, 3 Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todas las cosas en Sus manos, y que de Dios había salido y a Dios volvía, 4 se levantó de la cena y se quitó el manto, y tomando una toalla, se la ciñó. 5 Luego echó agua en una vasija, y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía ceñida."

En sus últimas horas de vida, Jesús hizo un inventario emocional. Percibió que había llegado un momento crucial a su vida y comenzó a... ¿Pensar en que Judas lo iba a traicionar? ¿Pensar que Pedro lo negaría? ¿Pensar en que lavaría los pies de Judas y Pedro? ¿Preguntar cuanto dolería la cruz? ¿Preguntar cuántos latigazos le darían? Ninguna de las anteriores. Jesús hizo inventario de Su procedencia, Su estatus y de Su Propósito.

Jesús recordó a Su corazón, que Dios lo había enviado y que a Dios regresaría... entonces no habría pérdidas. Jesús recordó que por Su entrega, Dios lo había llevado a otro nivel y que lo que experimentaría sería sólo la consumación del Pacto... entonces si sucedería algo transitorio, no podía arriesgar lo permanente. Jesús había entendido Su llamado y lo había encarnado, y ya no sólo por mandato divino, sino que por amor, seguiría adelante... porque recordó de donde venía y hacia dónde iba.

¿Y tu? ¿Dónde vas? ¿Sabes de dónde vienes? ¿Recuerda tu corazón que provienes de Dios y que a El vas a volver? ¿Estás consciente de que Jesús te amó tanto que vino a vivir y morir para resolver todos los pendientes, de modo que hoy mismo puedas comenzar el camino de regreso a Tu Padre celestial? No te concentres en tu procedencia terrenal donde puede haber un pasado oscuro. Recuerda tu procedencia ancestral, donde Dios te creó dando forma a la tierra y dándote vida con un beso. Esa es tu procedencia.

Es tan importante el destino como tu procedencia. Es tan importante de dónde vienes como hacia dónde vas. Jesús pudo llegar donde iba, porque nunca olvidó de donde provenía. Estás a una oración de volver a casa y de camino, pasar por el cumplimiento del propósito de Dios para ti en esta tierra.

JUST SAYING!!!

Pastor D
David Pimentel

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