martes, 12 de febrero de 2013

Dolor y Heridas

Pensé que ya estaba sintiendo todo el dolor corporal que sentiría por la paleada de nieve de este fin de semana. Espalda, cadera, manos y brazos. Sin embargo, hoy en la madrugada sentía una incomodidad rara en mi hombro izquierdo. Me molestaba cuando me movía. Pensaba que era soñando. Al despertar, moví el hombro para comprobar si el dolor era cierto... OUCH!!! Si que lo es.

En mi adolescencia, comencé muy temprano a hacer ejercicios de pesas y me pasó que un día traté de levantar demasiado peso. Cuando no pude controlar el peso de las pesas, estas vinieron sobre mi y para que no me cayeran encima, tiré la de mi mano derecha, pero la de mi mano izquierda no logré soltarla e hice un movimiento bien brusco que desgarró mi hombro izquierdo. El resultado: No puedo levantar más de 20 libras sólo con los hombros. La paleada no sólo pesada, sino extendida, lastimó una herida del pasado y como nunca fui al médico, nunca me sané.

Así nos pasa muchas veces a nosotros. Terminamos una relación y antes de sanar, nos involucramos en otra. Terminamos un matrimonio y antes de sanar, nos metemos con otra persona. Sufrimos y antes de sanar, intentamos nuevamente. Duele y en vez de ir al doctor, nos exponemos a lastimar la herida.

Las heridas no tienen que ver con tiempo ni con tamaño, tienen que ver con profundidad... Y las más fuertes son las que recibimos en nuestro corazón... Y no hay nada que cause más heridas, que una persona herida. Te lo digo por experiencia.

Necesitamos aprender que el dolor siempre está delante y nuestra resistencia a el depende de con quién lo enfrentamos y cuán sanos estemos de las heridas del pasado. Si te rodeas de indolentes y superhéroes que dicen nunca sufrir, tu paso por el dolor será más traumático de lo que debe ser. Si no has sanado tus heridas, tu encuentro con el dolor será desastroso.

Por otra parte, tal y como yo en el Gimnasio, necesitamos aprender cuánto peso podemos manejar solos y cuándo necesitaremos ayuda... ayuda de un amigo, pareja, familia, pero sobre todo de Dios. Personalmente creo que no hay peso en el que no necesite a Dios y mientras más lo involucres, te darás cuenta de cuanto peso has levantado innecesariamente solo. Lo último que aprendí de esa experiencia, es que el dolor se maneja con cuidado... un movimiento brusco puede hacer que el dolor, duela más y que la herida sea más profunda.

Muchos, no nos acercamos a Dios porque entendemos que Dios es quien provoca el dolor, no entendiendo que el dolor es un resultado del pecado y que el pecado no viene de Dios.

(Dios) "Sana a los quebrantados de corazón Y venda sus heridas."

Sólo Dios puede sanar nuestras heridas del pasado y darnos la fortaleza para enfrentar lo que venga. No es nuestra decisión que haya o no haya dolor, pero si es nuestra decisión enfrentarlo o no con Dios y con sanidad. Abre tus brazos y deja que Jesús te abrace, y cuando se acerque, de paso mira las heridas de su cuerpo... costado, espalda, frente, manos y pies... esas heridas de amor fueron por ti.

JUST SAYING!!!

Pastor D
David Pimentel

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