Casi todos conocemos el programa de televisión "Caso Cerrado". Para las 3 personas que no saben, les explico brevemente: Es un programa de televisión en el cual las personas pueden presentar sus casos frente a una corte, con la única condición de que el caso sea transmitido a un par de millones de personas en todo el mundo, vía televisión.
Ayer era mi día libre y mi esposa Yokasta y yo, y bajo sometimiento mi hija Camila, nos quedamos en la cama todo el día. Vimos televisión, oramos juntos, dormimos siestas, desayunamos y almorzamos juntos.
En la tarde, inició el programa "Caso Cerrado" y nació esta reflexión. Vimos un caso en el cual un padre pedía custodia de su hijastra, una joven de 13 años que había sobrevivido a una madre homicida que había ahogado a su hermanita. Después de cárcel e internamiento psiquiátrico, aquella madre quería que le entregaran a su hija, pero el "caso" no es la reflexión... Mi reflexión es: Cuan difícil debe ser presentar tu caso frente a alguien que no te conoce y que con base en un par de informaciones debe decidir una buena parte de tu futuro.
Nuestras vidas son casos y constantemente comparecemos frente a diferentes tipos de juzgados. Cada persona que entra en nuestra vida, funge en más de una ocasión como juez. Cada vez que conocemos a alguien, esa persona nos pasa causa y determina cuál es mi condena. Nosotros hacemos lo mismo y andamos con nuestro martillo de juez.
El juicio es algo muy intrínseco a nuestra humanidad. Somos seres creados para cumplir un cometido o propósito, y presentarnos frente a nuestro Creador para ser "juzgados" de acuerdo a lo que hicimos y lo que no hicimos. Por esto, pasamos nuestra vida tratando de hacer las cosas bien o, de lo contrario presentamos defensa de porqué nos comportamos mal. Si en nuestro inconsciente no existiera el principio del juicio, entonces no viviéramos justificándonos o tratando de "ser buenos". Si no hay un juicio, no hay razón de ser para las leyes, no habrían principios morales, no imitaríamos un sistemas judicial para aplicar la ley... Si no hay un juicio, no hay culpas... porque no hay leyes, y si las hay, ¿cuál es el punto moral de referencia que tenemos?
Nuestros corazón tiene memoria y de manera natural recuerda a nuestro inconsciente que habrá un juicio... Que en algún momento, volveremos al lugar de donde venimos y presentaremos nuestro caso. Habrá un juez, pero no cómo el del programa de televisión, quien no conoce a las personas que se presentan y cuyos casos deberá juzgar.
Nuestro juez nos conoce y basado en Su conocimiento de nosotros, examinará nuestro caso. El sabe todo lo que podemos hacer, nuestro potencial. El conoce cuál es nuestro propósito. El nos creó.
Dios mío, tú fuiste quien me formó en el vientre de mi madre. Tú fuiste quien formó cada parte de mi cuerpo. (Salmo 139:13 - TLA)
Aquí comienzan a complicarse las cosas, porque si Dios nos juzgará de acuerdo a lo que El sabe que podemos hacer, y juzgará nuestras acciones de acuerdo a Sus reglas... lo mejor que podemos hacer es contratar un buen abogado y comenzar a estudiar el código de leyes que usará ese juez.
Al conocer el código de Dios, que es Su Palabra, nos daremos cuenta de cuán complicado está nuestro caso... Caemos muy bajo a las exigencias de Dios y por más que nos esforcemos en esta vida, NUNCA alcanzaremos cumplir a cabalidad Su ley... Dios lo sabe y por eso proveyó la manera en Jesús.
1Hijitos míos, os escribo estas cosas para que no pequéis. Y si alguno peca, Abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. 2El mismo es la propiciación por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero. 3Y en esto sabemos que hemos llegado a conocerle: si guardamos sus mandamientos. 4El que dice: Yo he llegado a conocerle, y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso y la verdad no está en él; 5pero el que guarda su palabra, en él verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado. En esto sabemos que estamos en El. 6El que dice que permanece en El, debe andar como El anduvo. (1 Juan 2:1-6 - LBLA)
Vivamos una vida que anhele el pleno conocimiento de Dios. El ya nos conoce y sabe porque lo que pasamos, por esto nos dio a Jesús... El es nuestro abogado.
Un día estaremos frente al juez, pero no será un extraño... será alguien que nos conoce y nos ama... pero depende de nosotros que al golpear la madera con Su martillo y gritar "Caso Cerrado", recibamos un veredicto favorable a nosotros... depende de nosotros recibir el perdón y la gracia hoy, para pasar el resto de nuestras vidas permitiendo que Dios restablezca todo lo roto.
JUST SAYING!!!
Dios te bendiga,
Pastor D
David Pimentel
3 comments:
Ouch!!!... pero esperanzador.......... que bueno que tenemos un abogado, que por Su gracia, en vez robarnos el dinero y hacernos declararnos culpables (como recientemente vivimos el caso de una amiga), paga nuestras culpas y lleva en su cuerpo el precio de nuestro dolor.... wow! que abogado!!!!
Gracias amor por recordarme Su misericordia hacia mi...
amen! que bueno saber que mi abogado es Jesus y que su silencio gano mi juicio!
Que lindo tu comentario... "mi abogado es Jesús y su silencio ganó mi juicio!"
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