Ayer no tuve un buen día... Fue uno de esos días donde te sientes Faraón con Moisés detrás mandándote plagas. Dormí poco, salí tarde, perdí el tren, luego mi pase no funcionó en una puerta y pasé como que no había pagado, los trenes estaban llenos... un desastre. PERO Dios me dio una gran enseñanza en medio de todo... y no fue que sólo llegué unos minutos tarde... eso fue bueno, pero mi enseñanza vino a través de Camila.
Cuando perdí el primer y más importante tren (el morado para los Bostonianos), volví al carro con mi esposa y Camila porque hacía demasiado frío en la parada. No les puedo negar... regresé caminando como que se había muerto alguien... No llegué a llorar, pero me sentía bien mal.
Al llegar al carro, le conté a mi esposa Yokasta cómo cerraron la puerta del tren en mi cara mientras me decían: "El tren está en movimiento. Ya no puedo dejarle subir." Muchas cosas pasaron por mi mente. Recordé cómo en República Dominicana las guaguas se detienen en el medio de la calle y el asistente del chofer (cobrador) te agarra por un brazo y te hala para que subas al vehículo mientras está todavía en movimiento... Pensé: "Esto no me hubiera pasado en República Dominicana".
Luego sucedió.
Camila: Papi, ¿Qué pasó mamitah?
Yo: Perdí el tren porque llegué tarde mi amor.
Camila: ¿No vas a poder montarte en tu tren?
Yo: No mi amor. Voy a tener que esperar otro.
Camila: I'm sorry papitoh... (Con lágrimas en los ojos y voz
quebrada)
Yo: No es tu culpa mi amor. Papitoh va a estar bien.
Me conmovió sobremanera que mi niña de tan sólo 4 añitos (a cumplir en abril) había llegado a sentir MI DOLOR en medio de la situación. Mi niña estaba llorando, NO por mi... eso hubiera sido pena... Mi niña estaba llorando, CONMIGO... eso es misericordia... eso es lo que dice la Biblia:
"Gócense con los que se gozan y lloren con los que lloran."
Llorar POR alguien está bien. Eso es lo que hacemos en una película. PERO, cuando aprendemos a llorar CON las personas, estamos pasando a un nuevo nivel. Cuando lloramos POR alguien, quiere decir que tenemos sentimientos. Cuando lloramos CON alguien, quiere decir que tenemos a Dios en nuestro corazón.
Dios me mostró con Camila, lo que deberíamos sentir al ver a alguien en dolor. No sólo mostrar pena, sino involucrarnos en su dolor. Informarnos y ver de qué manera podemos ayudar.
Finalmente, Dios me mostró cómo debo sentirme con relación a las cosas que ponen triste a mi Padre celestial. Debo gemir con El, involucrarme y proceder a la acción.
¿Lloras POR Dios y tu prójimo o lloras CON Dios y tu prójimo? Tu respuesta será: El evangelio de Jesucristo o el humanismo destructivo.
JUST SAYING!!!
Pastor D
David Pimentel
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