Creo que la realidad más grata no es si Dios habla o no... Sólo piénsalo. Si Dios es nuestro Creador y es nuestro Señor, lo más normal es que nos hable y dirija nuestras vidas a través de lineamientos que nos dé, pero... ¿Dios escucharnos a nosotros? Eso es realmente asombroso.
Piénsalo, ¿Qué podría Dios aprender de nosotros? ¿Qué podríamos aportarle a Dios? ¿Estará Dios necesitando lo que podemos decir? Creo que no, pero Dios anhela que, como hijos amados, volvamos a hablarle.
Lastimosamente, lo único que hacemos es demandarle a Dios bendiciones... hasta las declaramos, atamos, estabilizamos y todos esos términos que usamos... ¿No será que lo que mueve a Dios no es que le gritemos y le demos órdenes, sino que con corazones humildes y amorosos llenemos Su trono con alabanza y acción de gracias?
Dios está tan empeñado en que tengamos una comunicación constante y certera, que parte de la labor del Espíritu Santo en nosotros, es traducir todo lo que hablamos en oración, de modo tal que Dios reciba una interpretación de lo que en nuestras limitadas palabras podemos decir.
"26 Del mismo modo, y puesto que nuestra confianza en Dios es débil, el Espíritu Santo nos ayuda. Porque no sabemos cómo debemos orar a Dios, pero el Espíritu mismo ruega por nosotros, y lo hace de modo tan especial que no hay palabras para expresarlo. 27 Y Dios, que conoce todos nuestros pensamientos, sabe lo que el Espíritu Santo quiere decir. Porque el Espíritu ruega a Dios por su pueblo especial, y sus ruegos van de acuerdo con lo que Dios quiere."
Creo que Dios nos está llamando a establecer un tipo diferente de comunicación, en el cual lo importante no sea el resultado de la conversación, sino la conversación en sí misma. Una comunicación donde lo importante no sea lo que podríamos recibir, sino recordar lo que ya hemos recibido. Una comunicación diferente al estilo "lista de supermercado" que hemos adquirido... Una comunicación que provoque a Dios para que hable en retorno.
JUST SAYING!!!
Dios te bendiga,
Pastor D
David Pimentel