Cuando me levanté hoy, mi ojo estaba rojo... bien irritado por el episodio de ayer tratando de sacar la pestaña. Realmente me molestaba, pero mi pregunta hoy es ¿Debí sacarme el ojo? ¿Debí cubrirlo con un tape para que no me molestara? CLARO QUE NO... necesito mi ojo y mi ojo me necesita a mi.
De igual manera cuando enfrentas un problema y sobre todo cuando es con personas, habrá irritaciones, molestias, desconfianza, vergüenza. Luego de la confrontación siempre habrán estas cosas. Eso no quiere decir que el problema permanece, sino que hubo un episodio que lastimó la relación... pero al igual que el ojo ¿Qué harás? ¿Desaparecer al hermano o amigo? ¿Darle un pasaje con todo pago a la eternidad? CLARO QUE NO... necesito a mi hermano y el me necesita a mi.
Al igual que mi ojo... Necesitamos a las personas que nos rodean porque cada persona que está cerca de ti tiene en sí la imagen de Dios. Cuando te alejas de una persona, te estás perdiendo de un poco de la imagen de Dios.
Enfrentemos los problemas, pero no desechemos a las personas. Todos nos necesitamos. Tu experiencia con Dios es sumamente importante para mi... que me cuentes qué te dijo Dios... qué aprendiste... Yo necesito de ti porque si me echas fuera me sacaré de la misma manera en que un ojo se seca al ser desconectado del cuerpo.
Ya que enfrentamos el problema... ¿Qué tal si ahora sanamos la relación y damos oportunidad al Espíritu de Dios para que sane las heridas y alivie la irritación? ¿Sabes cuál será el resultado? Que por nuestra unidad y nuestra capacidad de perdonar y reconciliarnos... el mundo sabrá que Jesús fue el enviado de Dios. No lo digo yo... Lo dijo Jesús.
Juan 17:22-23 (TLA)
22-23 Yo les he dado a mis seguidores el mismo poder que tú me diste, con el propósito de que se mantengan unidos. Para eso deberán permanecer unidos a mí, como yo estoy unido a ti. Así la unidad entre ellos será perfecta, y los de este mundo entenderán que tú me enviaste, y que los amas tanto como me amas tú.
De igual manera cuando enfrentas un problema y sobre todo cuando es con personas, habrá irritaciones, molestias, desconfianza, vergüenza. Luego de la confrontación siempre habrán estas cosas. Eso no quiere decir que el problema permanece, sino que hubo un episodio que lastimó la relación... pero al igual que el ojo ¿Qué harás? ¿Desaparecer al hermano o amigo? ¿Darle un pasaje con todo pago a la eternidad? CLARO QUE NO... necesito a mi hermano y el me necesita a mi.
Al igual que mi ojo... Necesitamos a las personas que nos rodean porque cada persona que está cerca de ti tiene en sí la imagen de Dios. Cuando te alejas de una persona, te estás perdiendo de un poco de la imagen de Dios.
Enfrentemos los problemas, pero no desechemos a las personas. Todos nos necesitamos. Tu experiencia con Dios es sumamente importante para mi... que me cuentes qué te dijo Dios... qué aprendiste... Yo necesito de ti porque si me echas fuera me sacaré de la misma manera en que un ojo se seca al ser desconectado del cuerpo.
Ya que enfrentamos el problema... ¿Qué tal si ahora sanamos la relación y damos oportunidad al Espíritu de Dios para que sane las heridas y alivie la irritación? ¿Sabes cuál será el resultado? Que por nuestra unidad y nuestra capacidad de perdonar y reconciliarnos... el mundo sabrá que Jesús fue el enviado de Dios. No lo digo yo... Lo dijo Jesús.
Juan 17:22-23 (TLA)
22-23 Yo les he dado a mis seguidores el mismo poder que tú me diste, con el propósito de que se mantengan unidos. Para eso deberán permanecer unidos a mí, como yo estoy unido a ti. Así la unidad entre ellos será perfecta, y los de este mundo entenderán que tú me enviaste, y que los amas tanto como me amas tú.
¿Quieres una clase rápida de evangelismo? Aprende a llevarte bien con las personas a quienes llamas hermanos. Jesús nos dice en este pasaje que el factor más determinante en que alguien decida seguirlo, es la manera en que los cristianos limamos asperezas, nos reconciliamos y somos capaces de vivir unidos.
JUST SAYING!!!
Dios te bendiga,
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