viernes, 7 de febrero de 2014

Crayon Gastado

Los que comparten conmigo la bendición de ser padres, estarán de acuerdo en que una vez se tienen hijos en la casa no se vuelve a ver televisión de adultos. Te aprendes las canciones de los programas, las canciones de los superhéroes, de las princesas... en fin... en una de esas ocasiones en que mi esposa Yokasta y yo veíamos televisión junto a nuestra niña Camila, vimos unos niños que fueron a una fábrica de Crayones (Crayons)... Nunca me pasó por la mente cómo hacían los crayones, sin embargo ver aquellas grandes máquinas dedicadas una para cada color y luego una máquina para cortar, otra para afilar, una para poner etiquetas, uno toma los diferentes colores y los introduce en las cajas... Al final del proceso el resultado es una caja de crayones como la de la imagen al inicio de esta reflexión... A cualquiera le dan ganas de colorear... Es como si te invitaran... Incluso, te da pena usarlos porque se ven tan perfectos que no los quieres gastar... a mi me pasa.

A veces nos topamos con personas que parecen una cajita de crayones nuevos. Perfectos a la vista... Sin falta... Casi ni quieres tocarlos para no dañarlos... es inevitable querer ser como ellos... siéndote honesto, debo enfocarme muy bien para sobrepasar la tentación de anhelar la impecabilidad aparente de algunas personas...

PERO, soy un crayon roto... gastado... rústico... una buena parte del tiempo... ni sé donde está la cajita que organiza mis partes... SIN EMBARGO... tal y como la máquina de crayones... Dios nos procesa cada vez... Nos renueva y nos vuelve a colocar en la posición de ser útiles... porque después de todo, ¿para qué son los crayones, sino para colorear?... ¿De qué vale una caja de crayones sino para dar color a las ideas de alguien?...

Quiero vivir para darle color a los sueños de los demás... Hace años decidí que prefiero tener que pasar mucho tiempo en la fábrica de Dios pasando mis procesos de regeneración, y que mi vida esté gastada sirviendo a los demás... amando... porque Jesús duró muy poco como crayon nuevo... y llegó a la cruz poco más como esta imagen...
O sea, que yo... prefiero ser crayon gastado y usado... y así parecerme a Jesús... porque al tercer día... Dios renovará no sólo mi cajita de empaque... sino mis colores... además, si los crayones pudieran hablar... los gastados tendrían más historias y alegrías para contar...

"Pon tu vida en sus manos, confía plenamente en él, y él actuará en tu favor..."

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