"Allí me pagaban más"... "Mi antigua pareja era mejor"... "En aquella Iglesia había mejor alabanza"... Hay un deseo enfermizo de comparar lo pasado con lo presente... Siempre tenemos "razones", pero: ¿Conocemos la razón tras la razón?
A veces tenemos "razón"... La alabanza de la Iglesia anterior ERA mejor... Pero, ¿Entonces porqué nos movimos de aquella Iglesia? y si nuestra salida fue el producto de escuchar y sentir dirección de Dios ¿Porqué nos quejamos? O ¿Porqué permitimos que la fe lastime nuestra fe en Dios?
El pueblo de Israel fue esclavo en Egipto y Dios tuvo que levantar a Moisés para que sacara a Su pueblo de aquella opresión. Estando en el desierto, el pueblo de Israel se desesperó... se quejó de todo... literalmente TODO... como en la situación que les comparto a continuación:
5 Nos acordamos del pescado que comíamos gratis en Egipto, de los pepinos, de los melones, los puerros, las cebollas y los ajos; 6 pero ahora no tenemos apetito. Nada hay para nuestros ojos excepto este maná.”
Como señal de la compañía de Dios, el pueblo de Dios fue sostenido por el maná (que quiere decir ¿Qué es esto?). Nada similar a carne, vegetales y frutas, pero una comida especial preparada especialmente por Dios para su pueblo y que caía junto al rocío de la mañana. Al principio fue un milagro, pero pronto el pueblo se hartó y volvió a la queja.
Cuando invitas a Dios a que te libere, recuerda que tu también lo liberas a El para actuar en tu vida. Dios liberó a Israel e Israel liberó a Dios para actuar en ellos. Cuando el pueblo se desesperó, se quejó y disfrazó su queja con la necesidad de alimentos, pero su corazón fue delatado: "Nada hay para nuestros ojos..." No extrañaban la comida... No era hambre que tenían... Sus ojos se habían vaciado de la abundancia y ahora querían tener "más", a pesar de que tenían "mejor"... La razón tras la razón, era ambición.
Cuando invitas a Dios a que te libere, recuerda que tu también lo liberas a El para actuar en tu vida. Dios liberó a Israel e Israel liberó a Dios para actuar en ellos. Cuando el pueblo se desesperó, se quejó y disfrazó su queja con la necesidad de alimentos, pero su corazón fue delatado: "Nada hay para nuestros ojos..." No extrañaban la comida... No era hambre que tenían... Sus ojos se habían vaciado de la abundancia y ahora querían tener "más", a pesar de que tenían "mejor"... La razón tras la razón, era ambición.
Cuando te sientas frustrado y sientas que Dios no está cumpliendo Su parte del trato, se paciente y preséntalo en oración... En secreto y con personas de confianza, examina tu queja... busca la razón detrás de tu razón, porque puede que en la mayoría de los casos estés gritándole a Dios: "Devuélveme mi esclavitud"
JUST SAYING!!!
Dios te bendiga,
Pastor D
David Pimentel
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