Lo confieso... le tengo temor a los toboganes de agua... Y no hablo del empinado "Jerónimo"... Se preguntarán cómo puede ser... Hacía patinaje agresivo, he participado en los ríos rápidos (Wild Water Rafting), me encanta la velocidad en los carros, tengo tres tatuajes y tengo las orejas perforadas e incluso me he lanzado por esos mismos toboganes cuando estaba más joven y de hecho, hace un par de semanas, me lancé en un tobogán junto a mi esposa Yokasta, mi niña Camila y otra persona... gracias a Dios no le arranqué el brazo a Camila... al llegar abajo, Camila dijo: “OTRA VEEEEZ!!!!” y yo dije: “No más”... no me preguntes... no se por qué, sólo sé que cuando voy subiendo las escaleras, sube en mi el temor... al llegar al tope, es mayor el temor que la vergüenza de que me vean bajando las escaleras en “derrota”.
Este sábado estuve con mi esposa Yokasta, mi niña Camila y unos amigos en un parque acuático para niños. Los toboganes eran más lentos y menos altos... el temor y el recuerdo de lo que sentí mientras subía los escalones la última vez, me invadieron... en todo caso, subí junto a los demás dispuesto a lanzarme en uno de los toboganes... Después de subir y ver a niños de la misma edad de Camila lanzarse... todos se lanzaron y yo... emprendí mi retorno abajo.
Al reunirme con ellos abajo fuimos a una piscina y uno de los niños de nuestra amiga tenía miedo de lanzarse a la piscina... entonces le dije: “Papi... no te va a pasar nada...” Hice silencio y me dije: “Que hipócrita soy. Ese mismo niño se lanzó del tobogán que tu NO te lanzaste... ¿Cómo te atreves a determinar si el niño puede o no puede tener miedo? Acaso si no tocara el fondo de la piscina ¿me lanzaría?” ... Fue muy duro... se me hizo difícil disfrutar el parque en lo adelante...
Que fácil es decirle a otro lo que tiene que hacer... Que fácil es darle las técnicas de cómo hacer las cosas a otro... Que fácil es decir “Haz como digo... No como hago...” Recordé mi frase de “súper papá”: “Camila, está bien tener miedo, pero sólo sigue adelante... No detengas...” El pasado sábado lo único que se lanzó por el tobogán fue mi teoría y frase bonita...
Aprendí, no sólo a poner atención a mis temores y ver de qué manera los voy a conquistar, pero además aprendí a respetar el temor ajeno... cada temor tiene explicación... quizás no justificación... pero el temor es mucho más complejo de lo que un consejo pueda “resolver”... Aprendí que el verso “llorar con el que llora” es un poco más amplio y aplicable de lo que yo he enseñado... Aprendí que el temor puede paralizarnos y no dejarnos avanzar frente a la situación más tonta... Aprendí que podría estar a un tobogán de distancia de algo mayor y mejor de donde estoy... Aprendí que puedo temer, pero no tengo que temer...
9 Tú, a quien tomé de los confines de la tierra,
Y desde sus lugares más remotos te llamé,
Y te dije: ‘Mi siervo eres tú;
Yo te he escogido y no te he rechazado.’
10 No temas, porque Yo estoy contigo;
No te desalientes, porque Yo soy tu Dios.
Te fortaleceré, ciertamente te ayudaré,
Sí, te sostendré con la diestra de Mi justicia.
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