Los últimos 3 días me he preguntado qué escribir para cerrar el año y para abrir el año. Para cerrar quise escribir algo que nos motivara a adoptar buenos hábitos como el de hablar bendición en la vida de las personas. Para abrir el año, sin embargo, seguía mi interrogante.
El sábado 31 de diciembre, me levanté bien temprano... a las 9 de la madrugada, para bajar al sótano a organizar unas cosas. Me tomé dos horas y al regresar a la casa escuché que mi hija Camila se había despertado y estaba en la mesa desayunando con mi esposa Yokasta. Llamé a Yoky para que tomara unas cosas que había traído y además aproveché para mostrarle fotos del resultado de mis dos horas de trabajo. Eso tomó unos 10 minutos durante los cuales Camila, de lejos, me llamaba, me cantaba, me decía cosas... La realidad es que yo le hice poco caso... Entonces nació esta reflexión con la frase de Camila: "Papitoh!!! Mira a Camila"... No me aguanté y me acerqué a ella para besarla y que supiera que la escuchaba y que la miraba.
Mi hija no se conformaba con escuchar de mi, hablarme en la distancia, saber que yo estaba ahí, oír a mamitah hablar conmigo, ni siquiera se conformaba con hablarme y luego escuchar que yo hiciera algún sonido que le hiciera sentir que la escuché... Ella quería que yo la mirara... "Papitoh!!! Mira a Camila".
¿Cuántos de nosotros realmente queremos que Dios nos mire? ¿Cuántos estamos dispuestos a que el ojo Santo y Eterno de Dios fije su vista en nuestras vidas y en lo profundo de nuestros corazones? Le hablamos, escuchamos que otros le hablan, oímos hablar de El, pero... ¿Nos atreveríamos a decirle: "Mírame Papitoh".
En la Biblia hay una historia muy interesante:
Traducción en lenguaje actual (TLA)
"17 Mientras Jesús iba de camino, un hombre llegó corriendo, se arrodilló delante de él y le preguntó: —Maestro bueno, dime, ¿qué debo hacer para tener vida eterna? 18 Jesús le contestó: —¿Por qué dices que soy bueno? Sólo Dios es bueno. 19 Tú conoces bien los mandamientos: No mates, no seas infiel en tu matrimonio, no robes, no mientas para hacerle daño a otra persona, no hagas trampas, obedece y cuida a tu padre y a tu madre. 20 El hombre le dijo: —Maestro, todos esos mandamientos los he obedecido desde que era niño. 21 Jesús lo miró con amor y le dijo: —Sólo te falta hacer una cosa. Ve y vende todo lo que tienes, y reparte ese dinero entre los pobres. Así, Dios te dará un gran premio en el cielo. Después de eso, ven y conviértete en uno de mis seguidores. 22 Al oír esto, el hombre se puso muy triste y se fue desanimado, porque era muy rico."
¿No les parece interesante? Este hombre viene corriendo a Jesús y se arrodilla para preguntar cómo puede tener vida eterna. Jesús nos sorprende con la respuesta: "Tu sabes qué hacer... hazlo. Tienes los mandamientos... Cúmplelos." "Todos los he obedecido desde que era niño"... Entonces Jesús lo "miró con amor y le dijo: Sólo te falta hacer una cosa."
¿Cuántos de nosotros nos encontramos como este hombre? ¿Cuántos de nosotros hacemos una lista de las cosas que hacemos para sacárselas en cada a Dios? Decimos: "Dios me falta algo...Mira todo lo que hago y como quiera me falta algo". La respuesta de Jesús: "Haces de todo, pero no dejas que yo haga nada. Tu vida está llena de mandatos y prohibiciones, pero tu corazón no me pertenece y huyes pensando que no te veré."
Sólo piensa lo que la respuesta de Jesús quiere decir: "Sólo te falta hacer una cosa.... Vende, ama, perdona, olvida, cambia, haz silencio, adora, diezma, visita, coopera, detente, medita, haz ayuno, ora, descansa... Sólo te falta hacer una cosa."
¿Qué tal si juntos hacemos como Camila y nos proponemos desesperarnos por lograr sentirnos cómodos con la vista de Dios puesta en nosotros? ¿Qué tal si dejamos de correr para que Jesús nos mire y nos deje saber qué es eso que debemos hacer o dejar de hacer? ¿Qué tal si éste año adoptamos el hábito de rogarle a Dios cada día que nos examine y nos haga saber qué falta o qué sobra para agradarle cada vez más?
He llorado mucho en los últimos meses, porque cada vez más siento la necesidad y demanda de tener una vida recta delante de Dios. No te lo voy a negar... Duele que Dios nos vea, no porque Su mirada es agresiva... recuerda el pasaje: "lo miró con amor"... Duele que Dios nos vea, porque El es luz y Su luz señala y magnifica nuestro pecado... pero, si aguantamos Sus ojos de amor quemando nuestra maldad... Su luz echará fuera las tinieblas.
Al final, poco a poco, lentamente... paso a paso... sentiremos al Padre acercarse cada vez más a nosotros y sentiremos Su beso santo en nuestra frente.
¿Te atreves a decirle "Mírame Papitoh"?
JUST SAYING!!!
Dios te bendiga,
Pastor D
David Pimentel
2 comments:
Wow, me mataste!!!!!!!!!
Amen vamos a llamar la atención de Dios y decirle mírame y quema con tu luz todo nuestro pecados
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