A todos nos encantan las historias de segundas oportunidades... Sobre todo si es a alguien a quien queremos a quien se le da la preciada, pero rara segunda oportunidad... Pero para nadie es un secreto que donde más nos gustan las segundas oportunidades es cuando somos NOSOTROS los beneficiarios.
Quiero compartirles un verso del Antiguo Testamento. Noé fue escogido junto a su familia para una segunda oportunidad. Por todo el pecado en la tierra, Dios decidió hacer un borrón y cuenta nueva, entonces eligió a Noé y a su familia para volver empezar... Una segunda oportunidad para la tierra, para los animales, para el hombre y la mujer... Una segunda oportunidad... Sin embargo, después de este gran acto de gracia y amor, Noé hace lo siguiente:
"20 Noé se dedicó a cultivar la tierra, y plantó una viña. 21 Un día, bebió vino y se embriagó, quedándose desnudo dentro de su carpa."
No quiero criticar a Noé, ni quiero expresarme como superior a el... realmente, es triste, pero hay que reconocer que pudo haber sido cualquiera de nosotros. Aún cuando el pecado hubiera sido diferente... hubiera sido pecado.
Mi reflexión para hoy es: No despreciemos las segundas oportunidades de Dios. Puede que esté sucediendo un diluvio en tu vida... Que sientas que te ahogas... Que estás viviendo encerrado entre animales... Hay mal olor... Oscuridad... Hay mareo por el movimiento de va y ven de tu vida... ESPERA... Recuerda la promesa de que iniciará a llover, pero que hay otra promesa de Dios que dice que: "Nadie podrá derrotarte jamás, porque yo te ayudaré, así como ayudé a Moisés. Nunca te fallaré ni te abandonaré." (Josué 1:5 - TLA).
Pronto verás el sol salir nuevamente... Pronto las puertas de tu barca se abrirán y verás a Dios hacer renacer todo a tu alrededor. Emprenderás nuevas cosas y tus seres queridos estarán contigo, porque Dios los va a preservar por Su promesa. No te desesperes porque Dios no es hombre para mentir.
Sé que se están preguntando porqué cité el pasaje: Porque al terminar el diluvio, nuestra naturaleza pecaminosa querrá alejarse de Dios... Lo hará de manera natural, si no nos mantenemos cerca de nuestro liberador que es Dios.
La libertad es un proceso de cada día, porque si nos entretenemos mucho con la bendición que Dios nos ha dado y perdemos de vista a Dios... podríamos quedar como Moisés, embriagados con la bendición y olvidarnos de Dios.
JUST SAYING!!!
Dios te bendiga,
Pastor D
David Pimentel