En mi adolescencia me encantaba patinar en las calles. Pasaba horas y horas deslizándome en tubos, corriendo a velocidad, patinando de espaldas, bajando escalones y saltando... Saltar era una de mis debilidades... Podía correr más rápido que todos por mis patines de velocidad, no tengo miedo a la velocidad... si me caía... bueno, me levantaba, me reía y volvía a correr... tan rápido como antes o mucho más... de hecho tuve que dejar de patinar por una lesión que me causé en la cadera mientras bajaba una cuesta... me deslizaba en los tubos y llegué a darme golpes en la parte frontal de mis pantorrillas (canillas) que deformaron mis huesos y todavía se pueden sentir hoy... no era lo mismo con saltar.
Las escalinatas que ven en la foto de arriba son de la Plazoleta España en la Zona Colonial de la República Dominicana. Era estremecedor bajar esos escalones en los patines... Era como flotar entre los escalones... Volar por segundos... Al frente de esas escalinatas, hay otra escalinata... sólo 4 escalones... era como la bienvenida a la plazoleta... El tema era bajar lo más rápido posible y luego, al llegar a los escalones... saltar... esa era la idea... muy pocas veces lo logré satisfactoriamente... el miedo no me dejaba saltar, pero era imposible detenerme y al llegar a los escalones... Mi gran amigo Héctor David me gritaba: "Salta!!!"... pero... por el miedo.. me dejaba caer... simplemente no podía saltar...
Saltar y dejarse caer no es lo mismo. Frente a los retos... puedes dejarte caer desplomado y derrotado... o puedes armarte de valor y saltar... remontarte sobre el viento... por un segundo volar... por encima de las dificultades... de los miedos... de los pronósticos... de las voces que te dicen que no lo lograrás... voces que te gritan que es muy alto... que no podrás... saltar...
Esta es una nueva semana... un nuevo salto te espera... es tu decisión saltar o dejarte caer... Jesús está al pie de los escalones gritando: "Puedes hacerlo... Salta... Estoy aquí... Vence hoy la enemistad... Vence hoy el dolor... Vence hoy el resentimiento... Vence el silencio..."
Esas ocasiones en las que salté y caía por mis inseguridades, mi amigo Héctor estaba ahí... me ayudaba a levantarme y me preguntaba si quería volver a tratar o lo tratábamos el día siguiente...
Lo precioso del Evangelio es que en AMBAS situaciones... Jesús estará al pie de los escalones... sea que saltemos o nos dejemos caer... Jesús siempre estará al pie... esperando por nosotros...
Aunque recuerdo con mucho amor la mano de Héctor ayudándome a levantarme, lo que NUNCA olvidaré es esos momentos donde Héctor saltaba de alegría mirándome saltar y volar...
Te invito a saltar.
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