Cuenta la historia acerca de un gran empresario que diseñó unos automóviles preciosos. Todos querían uno, ya que eran hechos a mano y eso los hacía aún más valiosos y especiales. Un día, el empresario le pagó a su mejor mecánico para crear una máquina que automatizara y, por consiguiente que agilizara la fabricación de los automóviles. Luego de mucho trabajo la máquina estaba terminada, sólo que ahora no se necesitaba mucho personal y hubo muchos despidos... incluso el inventor de la máquina quedó sin trabajo.
Pasó algún tiempo y dada la calidad de los automóviles, la demanda fue muy alta y la máquina comenzó a tener fallas mecánicas. Por orgullo, el empresario no buscó al creador de la máquina, sino que le pagó muchísimo dinero a otros mecánicos para tratar de resolver el problema. Después de muchos intentos fallidos, llamó al creador de la máquina y le dijo: "Lamento haber tenido que despedirte en aquella ocasión. Ahora necesito que realices un trabajo para mi. ¿Podrías reparar mi máquina?" La respuesta del mecánico fue: "Si".
Al llegar a la fábrica, el mecánico encendió la máquina y luego de darle un vistazo la apagó y procedió a repararla. 3 minutos más tarde, la máquina estaba reparada y el mecánico le pasó al empresario una factura por $5,001. El empresario no lo podía creer y le preguntó: "¿Qué era lo que estaba dañado?", inclinándose un poco y con mucha dificultad le mostró un pequeño tornillo y le dijo: "Este tornillo estaba flojo, pero ya lo apreté."
El empresario se alejó de la máquina y se asombró del monto de la factura: "¿$5,001?", dijo. "¿Por apretar 1 tornillo?" A lo que el mecánico contestó: "Por apretar el tornillo estoy cobrando $1, pero por saber cuál tornillo apretar, estoy cobrando $5,000".
No se si la historia es real. Sólo sé que su enseñanza lo es. Vivimos en la sociedad del conocimiento, pero sin sabiduría. Todos queremos alcanzar conocimiento... aprender cosas nuevas, pero muy pocos persiguen la sabiduría.
¿Cuál es la diferencia? Conocimiento es saber acerca de cosas, sabiduría es cómo, cuándo y dónde aplicar el conocimiento.
Como creyentes, no sobrepasamos la prueba. Hacemos competencias de quién sabe más... Quien sabe más versículos... Más historias Bíblicas... La Homilética, peletica y pelinpimpética...
Todo esto necesario, pero sin amor de nada sirve. Es el amor que nos impulsa a desear sabiduría por encima de todo para que nuestras palabras y acciones nunca sean más rápidos que el amor.
La Biblia reconoce a Salomón, hijo del Rey David, como el hombre más sabio que ha existido. El le dijo a Dios "Dame sabiduría, para que pueda saber lo que está bien y lo que está mal. Sin Tu ayuda yo no podría gobernar éste pueblo." (1 Reyes 3:9 - TLA).
De nada sirve el conocimiento si no se sabe cómo, cuándo y dónde aplicarlo. La sabiduría es una capacidad divina basada en el amor y en el deseo de hacer las cosas bien para y por Dios.
El conocimiento envanece... embrutece... nos hace arrogantes y faltos de humildad para recibir a personas que consideramos menos inteligentes que nosotros. No me mal interpreten, la Biblia dice: "Por falta de conocimiento, mi pueblo ha sido destruido." (Amós 4:6a - NVI). Es vital que como Iglesia de Dios, nos preparemos y nos capacitemos, pero nunca dejando a un lado el amor que nos provoca a pedir sabiduría para saber qué hacer, cómo, cuándo y dónde hacerlo.
¿Porqué hoy no pedimos a Dios que nos dé sabiduría? No tigueraje... Sabiduría... Porque con el conocimiento podremos distinguir el bien del mal, pero es con la sabiduría que podremos discernir cuando el mal parece bien y el bien parece mal.
JUST SAYING!!!
Dios te bendiga,
Pastor D
David Pimentel
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