miércoles, 20 de junio de 2012

Experiencia vs Relación

Don Fulano conduce por quinta vez su automóvil alrededor de la calle de la Iglesia. Aprieta sus dientes y deja escapar un comentario: "Es tiempo de que el Pastor le crea a Dios y compremos un local con estacionamiento", mientras que viola 3 leyes de tránsito para arrebatar un estacionamiento al otro lado de la calle. Toma su Biblia y camina la distancia que la necesidad económica de la Iglesia propuso entre Don Fulano y el templo.

Un poco afectado por la caminata involuntaria, Don Fulano entra al templo saludando de manera breve y discreta a cada hermano, mientras que camina hacia el lugar de siempre. Ha sido su silla por los últimos 49 años... igual que la queja del estacionamiento. Coloca su Biblia sobre la silla mientras hace maravillas para lograr arrodillarse y entre bostezos, susurra una oración. Es despertado por el saludo del Director de Alabanza, a lo que Don Fulano reacciona de manera despectiva por su desacuerdo con el hermanito.

Inicia la alabanza. Mientras que el Director de Alabanza salta, grita y hace señales que lo asemejan a un Cheerleader o Porrista, Don Fulano se muestra insatisfecho. Para la hora del mensaje, Don Fulano se ha preguntado 100 veces porqué no se va a otra Congregación y hasta ha pensado en pedir que le devuelvan la ofrenda... Esta semana, simplemente no SINTIÓ la Presencia de Dios... Bueno... Será la próxima semana... Tal vez en la Iglesia hacen un mejor trabajo.

Antes de que tu mente se llene de nombres de persona en tu Iglesia, quisiera decirte que este es un mal que nos concierne a todos.

Está Kathy la adolescente rebelde. María la divorciada madre de dos niñas. Juan Carlos el mujeriego. Luisa la viuda. Carlos el ocupado. Petra la solterona. Jacinto el siervo del altísimo. Fulgencio el estudiante de universidad con la mente abierta. Doña Lucrecia la chismosa. David el gordito inquieto. Yokasta la cantante. Camila la niña hiperactiva. Escribe tu nombre y coloca tu descripción. Es como en la imagen de arriba: Nos acostamos para que alguien con sus súper poderes nos haga experimentar... mientras que nosotros no hacemos nada.

Todos hemos desarrollado un sentido de que en la Iglesia tienen la responsabilidad de preparar cultos y actividades que nos hagan SENTIR la Presencia de Dios. Hay que cantar 300 veces el coro de una canción para ver si el Espíritu de Dios se derrama... aunque sabemos que si el Espíritu no se ha derramado para el segundo coro, probablemente quiere que cambiemos la canción, esperemos otro día o hasta que cambiemos al que canta.

"Póngase de pie", "siéntese", "De un grito de júbilo", "No se escucha", "¿Quién vive?", "Dígale al que está a su lado...", son técnicas que se han desarrollado con tal de tratar de infundir vida en la Iglesia y lograr que nuestros cristianos... por fin... alaben a Dios. Buscamos la última prédica, el último predicador o profeta, el último concierto, que oren por mi, que me den palabra... todo descansando en que otro me haga tener una experiencia con Dios... Esperando que otro haga lo que sólo yo puedo hacer... Por esto, vivimos vidas grises y un cristianismo sin Cristo... o sea, sin poder.

Hemos entendido que la experiencia produce relación cuando es todo lo contrario. La experiencia produce éxtasis, lágrimas, emoción, temblor... pero raras veces produce relación. En realidad es teniendo una relación estable y consistente con Dios, que produce en nosotros la experiencia. En palabras sencillas, el domingo es la celebración de lo que pasa de lunes a sábado... no a la inversa. La experiencia casi nunca produce relación, pero la relación SIEMPRE produce experiencia.

¿Cuál es el gran peligro? Que dejamos que sea la presencia de experiencia la que condicione nuestra manera de vivir... y no dejamos que sea la presencia de Dios la que lo haga. Es como ir a un restaurant y querer sentirse satisfecho sólo con el olor de la comida... es la acción de comer el plato de comida, de manera consistente, la que provoca la experiencia de llenura... no el olor o el sonido de la carne en la parilla. No es experimentar la experiencia... es relacionarnos con el dador de la experiencia.

La relación con Dios condiciona y da forma a nuestra vida... la experiencia es sólo una expresión de lo que ya viene sucediendo de manera consistente.

"El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente."

Es quien habita... no quien visita una vez por semana quien experimenta la sombra, protección, provisión, guianza, plenitud, gozo, paz, llenura... experiencia con Dios. La delicia está en vivir en Dios de lunes a sábado... el domingo es sólo la expresión y celebración conjunta de todas las bendiciones que Dios ha derramado en su pueblo... de lunes a sábado.

Deje de buscar experiencia, busque esencia y presencia para que cuando Dios decida darte una experiencia permitas que ella haga lo que debe hacer... hacerte volver a Dios.

JUST SAYING!!!

Dios te bendiga,

Pastor D
David Pimentel

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